Me encuentro en la ciudad de Guadalajara, y hace unos días la noticia de 3 estudiantes de cine en la Universidad de Medios Visuales de Guadalajara, ha cimbrado la ciudad y al país. Esta columna va redactada para ellos, sus familias, para los que aún los siguen buscando y para nosotros que todavía estamos.

Se habla de que los tres chicos, estaban en un lugar, hora, día incorrecto y no dejamos de cuestionarnos, en nuestro país, en nuestras entidades, en nuestras ciudades… ¿Dónde están los lugares correctos? Porque el panorama dista de que estemos seguros en ellos.

Me da coraje, frustración, miedo, ante la tremenda impunidad que vivimos, que aunque si bien no es nuevo, tenemos que despertar y abrir los ojos.

En verdad no podemos seguir normalizando la violencia. NO, no es normal, salir un día de tu casa por cualquier motivo y jamás volver a ella.

La cuestión no se queda aquí, porque si bien las marchas en memoria de estas tres personas se hacen sentir en Jalisco y en México, ¿por qué después de 3 meses esto se convertirá en una triste noticia de desaparecidos del montón?

Lo digo porque México no tiene memoria y lo incongruente de todo esto, es que a pesar que sea un país con memoria para las tradiciones y costumbres, que las hemos podido llevar con nosotros por generaciones y cada año se van fortaleciendo, cuando ocurre esta clase de situaciones que tienen que ver con la impunidad, ya no hacemos absolutamente nada.

Somos incongruentes, pero mientras unos cuantos seamos consientes de esto y ayudemos a otros a quitarse las vendas, ayudaremos a aminorar esta situación.

Si a lo mejor no puedes unirte a estas marchas, está bien, no pasa nada. No se te van a tratar como vende patrias. Pero lo que no debemos permitir es dejarnos solos, somos una red y cuando una de esas redes se desgarra todo el telar quienes lo conformamos se tambalea.

Hagamos red de vecinos, de amigos, de compañeros de trabajo. Cuidémonos entre nosotros, veamos por el otro en medida de nuestra posibilidades, pero que nunca quede en uno.

No dejaré de insistirles desde mi trinchera, que el cambio no es fácil, pero poco a poco, con perseverancia, lo lograremos, puede que no vemos el cambio con nuestros propios ojos, pero con que las nuevas generaciones lo vivan y lo preserven, eso es historia.

Sólo recuerden que la “Práctica hace al maestro” y que un pueblo que olvida su historia, está condenado a repetirla.