Ha muerto Stephen Hawking, probablemente el físico más reconocido (o al menos rivalizando con Einstein) que haya vivido; el suyo es un caso ejemplar, no sólo en cuanto al trabajo científico que marcó una época con ideas nuevas y por lo tanto controversiales sobre la expansión del Universo y los hoyos negros, que le valió premio tras otro, excepto por el Nobel, pero qué más da; pero además porque el señor tuvo ganas de vivir pese a que a los 21 años le auguraron los médicos si acaso un par de años de vida más. En una situación en la que muchos, y me incluyo, nos hubiéramos rendido, él no, e hizo lo que hizo.

Su libro más conocido, Breve Historia del Tiempo, fue de mis primeras lecturas de divulgación científica cuando era adolescente y me marcó de por vida, continué leyendo sobre él, sobre su trabajo; de él aprendí que aunque respetables, las grandes figuras de la historia pueden ser cuestionadas y por lo tanto superadas, quizás sea mejor usar la palabra mejoradas, la ciencia no debería ser una competencia, como nada en la vida, eso es lo que nos tiene jodidos. Esto lo aprendí tras leer algún artículo en el que auguraba la supuesta refutación del trabajo de Einstein, otro señor al que admiro, y de quien me creí el mito del genio, que afortunada y sanamente, se ha desmoronado sabiendo de sus vidas, sus errores y enfrentando los míos, que están lejos de ser escasos, por supuesto.

Quizás lo más importante que aprendí de ellos es que no hay que demostrarle nada al mundo salvo su propia belleza, tantas veces pasada por alto. Ellos buscaron hondo, dirigidos por unas ganas de saberlo todo que para mí distan mucho de la soberbia y están más emparentadas con la reverencia a la Naturaleza, divina o no, ellos quizás hubieran debatido horas al respecto, yo no me preocupo por saberlo, me basta con sentarme y admirar la realidad en su conjunto, con la nueva vista con la que sus trabajos me han dotado y estar consciente de las capas que conforman lo que llamamos mundo. Si eso no es algo de admirarse, no sé qué pueda serlo. Yo estoy muy agradecido.

Murió un 14 de marzo, el día Pi (3.14), pero eso no es lo más significativo, es también el cumpleaños de Einstein, espero que ahora que ambos son uno con la Fuerza, muevan los hilos necesarios para darnos otra mente de su altura, para continuar descubriendo las maravillas que yacen ocultas tras la realidad inmediata, pues nos hace falta más conciencia en la belleza que nos rodea, su verdadera dimensión divina.