El exceso de velocidad y el consumo de alcohol provocan que el conductor pierda el control del volante, antes de que pueda reaccionar choca contra un árbol, el vehículo es tripulado por varios jóvenes, quedan lesionados, sin posibilidad de pedir ayuda.
Otro vehículo pasa por el lugar y el conductor se detiene para ayudar, no sabe qué hacer, saca su teléfono y marca el número de emergencia 911 y pide una ambulancia, la telefonista le pide datos de vital importancia, cómo número de heridos, el lugar, su nombre para confirmar el reporte, entre otros datos, pero él se molesta y cuelga.
Pasan apenas unos minutos, pero para el conductor que se detuvo ayudar, le parecen horas, vuelve a marcar al número de emergencia para solicitar de nueva cuenta la ambulancia, pero la línea está ocupada, esa noche hubo muchas llamadas de broma.
La ambulancia llega al lugar, los paramédicos salen rápidamente de la unidad, saben que el tiempo es primordial, el conductor que pidió la ambulancia los recibe molesto y les pregunta el por qué tardaron tanto en llegar.
Ellos no contestan, se concentran en su trabajo, para entonces el público ha aumentado; en el automóvil hay cinco heridos, uno de ellos está atrapado en los fierros retorcidos.
Los paramédicos piden refuerzos, son necesarias más ambulancias y la unidad de rescate urbano.
Una muchacha reacciona y grita desde el interior del vehículo, un paramédico se acerca a ella, trata de calmarla, la mira a los ojos para darle confianza y le dice “Soy paramédico de Cruz Roja Mexicana y estoy aquí para ayudarte.”
A lo lejos se escucha el ulular de las sirenas, se acerca el apoyo de más ambulancias y unidades de tránsito.
Ha transcurrido poco tiempo desde que el vehículo colisionó con el árbol, pero para los heridos y testigos los minutos han sido eternos.
Para los paramédicos los minutos pasan rápidamente mientras sólo piensan en los pacientes, en que la escena sea segura para todos, en la mejor técnica para utilizar, en el flujo de oxígeno que hay que colocar, en cuál es el hospital más cercano, en la mejor manera de ayudar.
El equipo de rescate prepara la herramienta lo más pronto que pueden, saben que liberar al lesionado atrapado debe ser rápido, sus lesiones comprometen la vida, se aseguran de que el vehículo este estable y no represente riesgos ni para los lesionados ni para ellos.
Otro grupo de paramédicos auxilia al resto de los lesionados, son abordados en las ambulancias y llevados al hospital más cercano, finalmente la puerta del conductor es retirada, el tablero es expandido apenas centímetros, pero lo suficiente para que el pasajero pueda ser extraído del vehículo y abordado en la ambulancia.
Los testigos toman fotos y hacen comentarios entre ellos, algunos critican el tiempo que los paramédicos tardaron en sacarlo, otros piensan que hicieron un buen trabajo.
Los jóvenes llegaron con vida al hospital, el resto del trabajo es de los médicos; pasan los días y logran sobrevivir, poco recuerdan del accidente y de lo ocurrido, una joven tiene un recuerdo difuso de un rostro, alguien que le dio paz y confianza en medio del desastre.
Ella no sabe quién es y nunca lo sabrá, pero sabe que esa persona, que ese paramédico, le salvo la vida.
La redacción anterior puede describir una de las tantas escenas de accidentes que se viven en nuestro municipio y en cualquier parte.
En muchas ocasiones es fácil opinar o criticar de algo o alguien que no conocemos, estamos acostumbrados a dejarnos llevar por la realidad limitada que perciben nuestros sentidos, antes de conocer lo que existe detrás de lo que estamos viendo o escuchando.
En muchas ocasiones la queja es reiterada, la ambulancia tardó en llegar, tal vez fue así o tal vez no, tal vez fue el tiempo necesario considerando distancias, tal vez más de un conductor no cedió el paso a la ambulancia, tal vez, tal vez.
En Cruz Roja Mexicana, tenemos 7 principios fundamentales que rigen el movimiento humanitario más grande de México y del mundo.
Nuestros principios son: Humanidad, Imparcialidad, Neutralidad, Independencia, Voluntariado, Unidad y Universalidad, fueron aprobados por la XX Conferencia Internacional de la Cruz Roja, Viena 1965 y revisados por la XXV Conferencia Internacional de la Cruz Roja de la Media Luna Roja, Ginebra 1986.
Espero tener la oportunidad de escribirles de cada uno de nuestros principios, pero en esta ocasión les hablaré, en mi opinión personal, del más importante: El Voluntariado.
En definición El Voluntariado es un movimiento de socorro voluntario y de carácter desinteresado.
Para muchos, el Voluntariado es el corazón de la Cruz Roja Mexicana, es cada una de las historias de jóvenes, adultos y veteranos que forman parte de la Institución.
Son hombres y mujeres que invierten tiempo y dinero para prepararse con el sólo fin de ayudar, son aquellos que en muchas ocasiones son insultados porque la ambulancia no llegó, como ocurrió en la historia de líneas arriba.
Desafortunadamente, existen personas que piensan que todos los paramédicos reciben sueldo o que la Cruz Roja Mexicana es financiada por el gobierno.
Las equivocaciones anteriores dibujan una realidad falsa pero que es creída en gran parte de la sociedad, al final del día, el voluntario olvida cualquier insulto o queja y guarda en su corazón, como lo menciona el decálogo de la institución: “La satisfacción del deber cumplido”.