Hace poco me encontraba leyendo el discurso de despedida de Mark Zuckenberg a los estudiantes de Harvard.

Y en un momento de su discurso, hizo mención sobre un tópico que muy rara vez se toca, me refiero a la motivación.

En psicología cuando hablamos de motivación, hay dos tipos: la motivación intrínseca y la motivación extrínseca. La motivación extrínseca en la educación o como veo que se está manejando mucho, lo pondré de la siguiente forma con un ejemplo: los tutores condicionan al estudiante dándole algo que quiere en este caso puede ser un videojuego un celular o dinero, recordando con la condición de que tenga buenas calificaciones o que no los están citando en la escuela.

Claro está que la persona a la cual se le está condicionando quiere tanto esa «cosa», que hará todo lo posible para tenerlo y como su única condición es la de sacar buenas calificaciones o hacer que la maestra no le llamé tantas veces la atención en clase. Lo hará. Este es un caso donde la motivación extrínseca, es una situación fuera de la persona, quiere alcanzarlo y algo o alguien más se lo va a proporcionar.

Ahora, un ejemplo de motivación intrínseca. Utilizando el ejemplo anterior el estudiante va a obtener buenas calificaciones, porque le gusta las materias, reconoce y sabe que es importante esforzarse para lograr obtener un buen promedio en los exámenes y como le gusta aprender, ésa es su mayor motivación, poder mejorar y ser buen estudiante. De igual modo el estudiante le gusta tener una buena actitud y disposición con su profesor obviamente no va haber ninguna necesidad que el profesor esté llamando a casa quejándose de la actitud del alumno porque el alumno sabe que necesario respetar. Es decir la motivación intrínseca  es la que nace a partir de la persona porque se reconoce asimismo en sus áreas de oportunidad y cualidades, esta las usará  para llegar a sus propios fines.

Retomando un poco del discurso de Mark, comentaba que nuestra sociedad necesitaba de gente que tuviera visión, para que fuera creadores de oportunidades para dar luz a motivaciones.

Tenemos una educación basada en motivaciones extrínsecas, es decir un trabajo para conseguir una casa, un coche, viajes, ropa, aparatos últimos modelo, joyas, perfumes, etc.  que no está mal porque es parte retributiva de tu trabajo, pero meramente enfocarnos en esta clase de aspiraciones, eso es lo que ya no es normal ni siquiera es sano. Por qué después caemos en situaciones en las que cuestionamos él porque lo voy hacer si no voy a recibir nada cambio y ese nada  a cambio, traduce en esperar algo material y ya no se piensa en lo que voy a recibir como persona o en cómo esto me va ayudar a ser mejor persona, mejor hombre, mejor mujer, mejor hijo, mejor estudiante, mejor ciudadano es decir ser un mejor ser humano.

Así que realmente detengámonos un momento, y analicemos bien los entornos, quiénes realmente somos y como estamos ayudando a otros a verse, qué le estamos reflejando a los generaciones que vienen anteriores a nosotros y en qué momento se valora más tener un carro de lujo que a dar las gracias o decir por favor.

Analicemos cómo estamos guiando a estas generaciones, a los hijos, a los estudiantes, ¿estamos ayudando a que vean hacia un futuro en favor de los demás sin dejar a un lado a uno mismo o solamente estamos enseñando a solamente ver hacia uno mismo y no importa lo que le pase al vecino, a mi amigo o un familiar?

Enseñamos a trabajar por lo que queremos, sí. pero si en el camino para alcanzarlo ayudemos a otros a encontrar también su camino o sus motivaciones, cuando lleguemos a nuestro destino el viaje habrá sido más enriquecedor, hasta inclusive trascendente.

Compártenos tus motivaciones.

Es trabajar para alcanzar el famoso punto medio. No es fácil, ustedes lo saben, pero: » La práctica hace al maestro».