El pasado viernes fue 14 de febrero, día del amor y la amistad. En todo el mundo se obsequiarán ositos de peluche y chocolates envueltos en papel celofán rojo o cajitas en forma de corazón… pero en la ciudad de Chicago, durante el año 1929, ocurrió una de las peores vendettas de la mafia que se tiene constancia.
Esta es la historia de la llamada “Saint Valentine’s Day Massacre”, o “Masacre del día de San Valentín” que fue la acción decisiva para que se encumbrara uno de los jefes criminales más peligrosos de todos los tiempos: Al Capone.
Los inicios
Del el 17 de enero de 1920 y al 6 de diciembre de 1933 fueron los años de la ley seca en Estados Unidos. Originalmente, se buscaba bajar los índices de la criminalidad, pero dicen que el camino al infierno está empedrado de buenas intenciones, pues en lugar de eso aumentó exponencialmente el contrabando de alcohol, y permitió que los gánsters se hicieran con el poder en varias ciudades. Dos de ellos fueron los grupos de John Torrio y Dion O’ Banion. Como era un trabajo de alto riesgo el de mafioso, el segundo fue asesinado, quedándose al frente Bugs Moran. Por su parte, Torrio tenía un aprendiz llamado Alphonse Capone, quien no se tentaría el corazón para demostrarle al mundo de lo que era capaz.
El día de los hechos
Los gánsters campaban a sus anchas en Chicago, y aquel 12 de diciembre, los hombres de Moran esperaban un cargamento de alcohol ilegal en un garaje ubicado en el 2122 de North Clark. Todo parecía un procedimiento de rutina, pero los criminales se sorprendieron al ver una patrulla esperándolos, pues prácticamente toda la corporación de policía estaba en su nómina. Moran, con bastante experiencia en el ramo del delito, se fue a una cafetería a esperar mientras sus siete hombres entraban al edificio.
Los policías ordenaron a los mafiosos ponerse contra la pared, para arrestarlos. Extrañados, obedecieron, y fue entonces cuando, una vez de espaldas, sacaron ametralladoras Thompson y les dispararon a sangre fría, dejando enormes agujeros de bala en los muros y un charco de sangre en todo el lugar. El líder de la operación era Jack McGurn, uno de los peores sicarios de la ciudad. Tiempo después, llegó otro hombre al que los uniformados (que en realidad eran miembros de la banda de Capone disfrazados) detuvieron.
El plan de Capone fue complejo: cuando los vecinos salieron a ver lo que ocurría tras escuchar la balacera, se dieron cuenta que solo eran unos policías arrestando a alguien, de modo que nadie dio aviso a las autoridades y los gánsters tuvieron tiempo de sobra para escapar.
Capone declaró estar en Florida el 14 de febrero, salvándose de ser arrestado, acción que se repetiría infinidad de veces en tiempos de la prohibición. No fue sino hasta 1931 fue encerrado por el cargo de evasión fiscal gracias a los esfuerzos del incorruptible policía Eliot Ness y el inspector de hacienda Frank J. Wilson.
La masacre del día de San Valentín es un acto criminal que seguirá siendo fuente de inspiración para películas y documentales, y siempre arrojará datos nuevos. Una de las películas más memorables data de 1967, dirigida por Roger Corman. Ese mismo año, el garaje donde ocurrieron los hechos fue demolido, pero la escena del crimen persiste en el inconsciente colectivo.