El Instituto de Alfabetización y Educación Básica para Adultos (INAEBA) tiene por objetivo brindar educación a todo sector de la población, entre ellos, a las personas con alguna discapacidad.
Por esta razón, el INAEBA apoya a personas con alguna discapacidad auditiva, intelectual leve, de lenguaje, motriz y visual, a través del programa llamado Todos 10.
Este programa contribuye a la inclusión y acceso a la educación de las personas con demandas prioritarias, ofreciendo los servicios que brinda el instituto como lo son Alfabetización, Primaria y Secundaria.
Actualmente INAEBA atiende a 649 personas en 27 municipios del Estado de Guanajuato; del total de personas asistidas, 177 presentan discapacidad auditiva, siendo atendidas 44 en Alfabetización, 61 para culminar la Primaria y 72 Secundaria.
Se atienden a 98 personas con discapacidad visual, de los cuales 15 están aprendiendo a leer y escribir, 45 reciben atención para concluir con el nivel Primaria y 38 con Secundaria; asimismo, se brinda la atención a 166 personas con discapacidad motriz, de las cuales 54 reciben la atención en Alfabetización, 70 en nivel Primaria y 42 en Secundaria.
Una historia de éxito
Apolinar Núñez es una prueba de que con determinación y asesoría se pueden conseguir logros importantes, pues a la edad de 59 años, mediante la atención brindada por el instituto logró aprender el sistema braille, que después le permitió concluir su primaria; ahora, con el apoyo de
los asesores educativos de INAEBA está decidido en estudiar su preparatoria el próximo año.
Tras 20 años siendo taxista, un glaucoma provocó que perdiera la vista y su trabajo, pues no sabía leer y escribir; ahora Apolinar cuenta con su certificado de primaria al lograr concluir con los módulos básicos que ofrece el instituto.
“Yo en mi casa me encontraba muy deprimido y a raíz de un compañero que, gracias a él, me invitó a que fuera allá (INAEBA) y ahí me apoyaron muy bien, como nunca me lo imaginé, me sorprendí porque se me hacía algo imposible estudiar si yo no veo; nos explicaron que la sala braille es para el que no ve, tardé dos años para aprendérmelo”, comentó Don Apolinar, quien ahora se siente orgulloso de poder haber leído la historia de su país y su ciudad.