Comienza diciembre y ya se siente el espíritu navideño, pero ¿realmente será espíritu?
Comienzas a buscar regalos, la cena, las luces navideñas iluminan las calles, los arreglos de Santa Claus se observan en las azoteas y las abuelitas comienzan a poner los nacimientos para adorar al niñito Dios. Se puedo oler paz y amor por todas partes.
O al menos es la idea de la navidad: la unión y la convivencia con los que más quieres. Si así fuera realmente, todo estaría de maravilla.
La realidad es otra, resulta que los que menos tienen, en esta época parece ser que aumenta su pobreza, el frio causa más muertes entre los que duermen en la calle y el hambre incrementa por la baja de temperatura corporal. Todo esto mientras los demás comen y beben en exceso.
Los regalos más caros son los que cuentan y obviamente tienes que subir la foto de lo que te regalaron a tus redes sociales, sino es bueno el regalo, entonces quien te lo regalo es un mal amigo, mal padre, mal novio, mala persona…
El amor se mide por el tamaño del regalo y no se digan los intercambios, todos le entran esperando algo bueno, el fin último es la convivencia.
La cena con la familia es otra de las peores hipocresías en navidad, resulta que se preocupan más por que todos den la cooperación para la cena, la casa, el sonido y hasta como van vestidos. No es que esto sea malo, lo malo es que en la familia existen todo tipos de integrantes, desde los que más tienen recursos hasta los que no tienen suficiente, en muchos casos se invitan solo a los que tienen y a los que no, para ahorrarse la molesta mejor no se les invita. La peor organización familiar es la de la cena de navidad.
Las posadas en los templos también son para unos cuantos y ojo, no todos los templos son para todos, ya que son clasificados por la sociedad, hay templos de pobres y de ricos.
El miedo de salir a las calles por la violencia, el saber que para los crímenes no existen días de descanso, también es otro factor que nos aterra y hace que no disfrutemos de la misma manera que hace algunos años.
¿Religión o sociedad? Van de la mano, creo que la religión en sí tiene un buen fin que es la espiritualidad, la paz y amor entre los hombres, la unión. Pero se ha ido distorsionando por la sociedad, llegando a formar un solo concepto.
Últimamente existen grupos de personas que buscan hacer el bien en esta época, que reparten alimentos y un poco de amor, todo el año se debe continuar con estas labores.
Los regalos son un plus para agradecer el año que compartieron, no deben estar prohibidos porque los regalos siempre nos alegran el alma y la vida pero no debemos fijarnos en su tamaño ni en su precio, sino en el valor de la persona que te lo está otorgando.
La cena en familia es para reunirse y convivir, pasar una noche agradable, puedes dar lo que tienes, no debes de obligar a nadie a dar cierta cantidad de cooperación y mucho menos debes denigrar a un integrante de la familia solo porque no cuenta con el mismo recurso que el tuyo, se trata de unión y amor de los que son tu sangre.
Los templos son para todos y unirte con otras personas (de cualquier religión) te dará alegría saber que puedes compartir un momento de reflexión y espiritualidad con otros seres humanos.
Son solo algunas recomendaciones para poder volver a aquella época en la que disfrutábamos la navidad siendo unos niños, la época en la que le dábamos verdadero sentido a la navidad.
Disfruten mucho estas fiestas y den gracias a su Dios de estar vivos y poder amar a los que nos rodean.