Buen día estimado lector. En días pasados se celebró el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
De manera que considero que sería importante para la ocasión hablar de este tema tan sensible, preocupante y cotidiano; porque aunque usted no lo crea es verdaderamente común.
Y tal vez usted como yo se sintió sorprendido cuando en los medios de comunicación se mencionaron cifras tan alarmantes de casos de violencia contra la mujer, y los pocos que se denuncian, así como los pocos que siguen atención.
¡Increíble! De verdad lamentable pensar que a estas alturas de la vida vivamos en una sociedad tan deplorable, sin el afán de amargarle su domingo, pero si con la intensión de sembrar, si me lo permite, una semilla de reflexión.
¿A quién culparía usted de lo que pasa? ¿Al agresor, a la mujer que lo permite, a la educación, a la falta de autoestima, a las condiciones de vida, a la falta de calidad humana?
¡Vaya! Creo que de todo un poco; porque las circunstancias que se generan en cada caso son muy distintas, estará usted de acuerdo en que no podemos generalizar; porque este es un tema que no le ocurre solo a las mujeres adultas, o a la abuelita, con todo respeto.
No, esto es algo que incluso ocurre a mujeres jóvenes, en algunos casos a mujeres preparadas, a quienes tienen menos nivel académico; no se sostiene en un nivel socioeconómico específico, y peor aún, en esta época existen indicativos de que ocurre en niñas, y hago énfasis en NIÑAS, que ya experimentan el noviazgo.
Finalmente todos estamos involucrados de alguna manera, como padres, como hermanos, como amigos, como sociedad, en ayudar a poner un freno a esta situación, no solo de violencia contra la mujer, sino a la violencia en general.
Cerremos ciclos, estimado lector, aprendamos a decir basta con conciencia, es decir, con verdad en las palabras, a cortan cadenas.
No solo del yugo de la violencia, sino de la mentalidad de permanecer en situaciones que nos afectan. Es importante enseñar y aprender que si una madre lo vivió, como hija no lo debo de repetir; a que si un padre fue golpeador, no es la enseñanza que me heredó.
¡NO! Y lo expongo en mayúsculas, no lo permita, corte cadenas, cierre ciclos de vida y propóngase la oportunidad de crecer, de abrir horizontes y ser distinto, ser mejor.
Y aprovechando que le hablo de cerrar ciclos, que no necesariamente tiene que ser ante situaciones malas, pero si con el objetivo de mejorar, de alcanzar metas; hoy me despido de usted mi estimado lector.
Me despido con una sensación…¿ya sabe? De alegría y nostalgia, con un nudo en la garganta y con mucho ánimo de crecer.
He tenido la oportunidad de cumplir mis objetivos y de explorar esos nuevos horizontes de los que le hablé. Y he tomado la decisión por razones laborales, de dejar esta colaboración.
Solo cerraré un ciclo, pero con la firme convicción de que Gilgamesh saldrá a buscar una nueva oportunidad para cumplir sus sueños. Gracias, por permitirme en este corto tiempo, ser parte de su lectura.