¿Qué ya se terminó el año?… ¡Avísenme! (Haciendo alusión al famoso meme del periodista y conductor del noticiario local de Coahuila “Territorio RCG”, Marcos Martínez Soriano, quien tuvo un desliz frente a las cámaras al insultar al aire a Joaquín López-Dóriga y a Carlos Loret de Mola)

Doce meses se fueron como agua en la palma de la mano y hacemos el famoso balance entre lo bueno y malo. Miramos con ilusión o desdén nuestra lista de propósitos.

¿De dónde viene dicha costumbre? La tradición de festejar año nuevo se remota a hace 4 mil años, cuando en Babilonia empezaron a celebrar a finales del mes de marzo, esto se debía a que esperaban el fin del invierno para dar inicio a un nuevo ciclo con la llegada de la primavera. El año no siempre empezó el 1º de enero, sino en el año 45 a.C. cuando Julio César, emperador romano, ordenó que el calendario tuviera 12 meses y que empezara a partir del primero de enero, basándose en la rotación completa del Sol. Los babilonios tenían esta costumbre de que si cumplirán sus objetivos prometidos, estarían del lado bueno para los dioses y no caerían en desgracia.

 

En nuestro aquí y ahora esta tradición ha cambiado mucho, de eso se trata la última columna del año (suspira) de lo qué esperamos para el siguiente año, ustedes se preguntarán qué tiene que ver con educación, pues mucho, verán… en nuestro entorno, no me dejarán mentir ¿qué es lo que siempre escuchamos que se desea? bajar de peso, cumplir la dieta, una casa propia, tener dinero a raudales, comprar el carro del año, viajar por todo el mundo o tener una pareja.

Son algunas de los deseos de nuestros allegados ¿que si tiene algo de malo? No, en lo absoluto. Sólo que estas ideas están influenciadas por nuestros círculos familiares, amistades, redes sociales, televisión, cine, revistas y demás ¿alguno de nosotros hemos deseado ser más tolerantes, menos prejuiciosos, escuchar, ceder el paso, ser corteses, dedicarle tiempo a la familia, apoyar a nuestros hijos o amigos, hacer alguna obra social? No dudo que no haya algún ciudadano que lo haga, pero sí sería bueno que en nuestra lista de deseos aunque sea haya uno referente a aquello que en verdad nos hará crecer como personas y como sociedad.

Hay una frase que me gusta mucho y dice: “Dios, por favor cambia este mundo, pero primero comienza por mí” Si en verdad queremos el cambio, siempre es bueno empiezar por uno.

Más allá de bajar 10 kilos y tener las nalgas o los pectorales de ensueño para que todos al caminar por la calle no te quiten la mirada, esté la idea que es por mi salud, porque si sé y estoy sano, se podrá disfrutar más cosas de la vida.

Más allá de tener el carro o la casa del año, analizar a costa de quién o quiénes logré mis adquisiciones, es tener en cuenta que una casa no hace un hogar y si tengo la fortuna de estos bienes es porque me he esforzado y en ese camino ayudé a otros a también alcanzarlo y sobre todo valorar, porque en nuestro mundo se nos ha enseñado el precio de las cosas pero no el valor de las mismas.

Si me preguntan ¿qué es lo que deseo para este año? Qué lo que decidas cambiar en tu persona, es porque así lo desees y no porque los demás te digan. Solamente nosotros sabemos lo que carecemos y en ello mejorarlo, si estamos bien con nosotros mismos como efecto colateral, estaremos bien con los demás.

Los que nos proponemos son hábitos y los hábitos requieren de disciplina y paciencia. Así que asegurémonos que en nuestra lista de deseos estén estos dos, porque la necesitaremos para el 2018 que se avecina.

No va a ser una tarea fácil, el cumplir con todo aquello que nos propongamos, porque hay cosas que tal vez no dependan de nosotros, pero ya saben lo que dicen: “La práctica hace al maestro”.