Buen fin de semana estimado lector, hoy lo invitare a un recorrido por los buenos tiempos, por aquellos en los que podíamos dejar la puerta “emparejada”, mientras íbamos a la tienda o a las tortillas.

O aquellos días en los que podíamos salir de una fiesta en los clubes sociales de la ciudad, sin importar la hora, podíamos recorrer las calles de San Francisco del Rincón sin temor a nada… ¿ya se puso nostálgico?

¡Seguramente sí! Resulta inevitable ante el grado de delincuencia. Violencia y perdición que se vive en los llamados Pueblos del Rincón.

Porque dicho sea de paso que si en ese tiempo San Pancho era tranquilo, pues Purísima no se diga.

Y en esta invitación al recuerdo, le pido que reflexionemos un poco más, no solo en lo que concierne a la seguridad en la calles, aquella que corresponde a las autoridades; lo invito a recordar es mirada de su mamá, ¿ya sabe?, aquella que sabíamos teníamos que respetar… si seguramente ya sabe de lo que hablo, al menos más de alguno recordó esa imagen de respeto y en algunos momentos hasta de temor.

Se preguntará usted ¿qué tiene que ver una cosa con la otra? Pues en mi humilde opinión, tiene mucho que ver.

Hay una reflexión por ahí, en las redes sociales que le invito a revisar, se titula “Y dijimos que estaba bien”.

Y como le mencioné, en mi opinión, mucho de lo que pasa en la calle, es producto de lo que sucede o deja de suceder en casa.

Ahora somos más tolerantes, más “open mind” más en onda, relax, estamos tratando de darle lo mejor a nuestros hijos y ello lamentablemente significa menos tiempo, menos atención, menos dedicación, menos buenos ejemplos, etcétera, etcétera.

¿Dónde está esa mirada de mamá? Discúlpeme usted, pero seguramente está en el face o en whatsapp, o con las amiguis, o en el celular…en otra parte menos en casa.

Y antes de que se enoje usted con mi comentario, le aseguro, reitero, enfatizo, que soy una persona que cree en el potencial de las mujeres. ¡Por supuesto! Se lo aseguro, tanto creo en la maravilla que este género representa y en la capacidad infinita de las mujeres, que amo y aprecio a mi propia madre como a ninguna otra persona.

Pero esa mujer que me educó, me dio su cariño, su tiempo de calidad y todas las cosas buenas, entre ellas esa mirada de la que le he hablado desde hace varios párrafos, esa mujer también es trabajadora, ha logrado grandes cosas a nivel personal y profesional, fue ama de casa y trabajó por darme educación.

Sin embargo nunca perdió de vista que ella era el eje fundamental en el hogar, por decisión propia, porque fue su elección casarse y tener hijos. Y siempre estuvo ahí mostrarme lo que estaba bien y lo que estaba mal.

El resto fue mi decisión, pero créame apreciable lector, que no todo lo malo que ocurre en las calles de nuestra ciudad es problema de las autoridades, que de paso le digo tienen infinidad de rezagos en su desempeño.

Pero esos delincuentes son hijos, tienen padres, tienen una madre que tal vez no los volteó a ver como a muchos de nosotros lo hicieron.

Creo firmemente estimado lector, que un gran cambio lo podemos hacer desde casa, el principio básico es AMOR, y de verdad le digo que no es una cursilería, es lo que está fallando en nuestra sociedad: el amor, la tolerancia, el respeto, la humildad, la unión familiar, el eje que es y siempre será una buena madre.

No minimizo la responsabilidad del padre y la parte que le toca, aclaro, porque sé de padres que son esa parte en el hogar y que realizan una labor estupenda, solo me enfoqué en el género porque esa parte la representó en casa mi madre, pero definitivamente un matrimonio es de dos, y un hogar es una familia.

“En la actualidad la gente sólo se preocupa por sus derechos. Recordarle que también tiene deberes y responsabilidades es un acto de valor que no corresponde exclusivamente a los políticos” Mahatma Gandhi.