Hace unas semanas abordábamos el tema de los adolescentes y cómo estos en su transición de la niñez a la adolescencia requieren de acompañamiento, muchos de ellos son vulnerables a las múltiples influencias de su medio (positivo y negativo).
Cine, internet, televisión, revistas, etc. despliegan un sin fin de rostros de hombres y mujeres de todas las edades visualmente atractivas, si bien pueden ser una influencia positivo en la que promuevan el cuidado de tu salud, veríamos que no hay problema.
Pero si lo que se muestra, el receptor (el adolescente) interpreta de forma errónea el mensaje, se puede desencadenar una serie de actitudes que ponen en peligro su salud.
Los jóvenes están en constante con riesgos y retos: consumo de drogas, relaciones sexuales prematuras, enfermedades de transmisión sexual y la violencia son alguna de ellas. En la columna pasada, se mencionó que en el proceso de maduración físico del adolescente varía mucho en su peso y estatura.
La anorexia nerviosa y la bulimia son trastornos que afectan principalmente a adolescente de entre 14 y 18 años de edad.
Pierden entre un 25 y 50 por ciento del peso haciendo dietas muy rigurosas o ejercicios extremos, sin acompañamiento de un especialista.
Hay muchos factores de por medio, como los biológicos, las relaciones familiares y la sociedad en general. Hay que recordar que la forma en como nos percibimos, es decir: el atractivo físico, está ligado a la autoestima y sobre todo la mujer es más vulnerable a estas condicionantes.
Es por ello que como adultos, debemos ser observadores de aquellos jóvenes que están a nuestro alrededor, ya que las consecuencias de estos trastornos, generalmente terminan en muerte.
La anorexia es la ausencia total o parcial de los alimentos, puede ocasionar desnutrición, crecimiento deficiente, caída del cabello, alteración del ciclo menstrual e hipersensibilidad al frío.
La bulimia es la acción de ingerir grandes cantidades de comida y después utilizar el vómito o laxantes como purgantes, de igual modo que la anorexia puede ocasionar desnutrición, problemas dentales ( debido a los jugos gástricos, al momento de provocarse el vómito), ataques cardíacos, daño en la garganta y el estómago.
La bulimia y anorexia requieren de ayuda profesional, estos trastornos es porque el adolescente tiene una imagen distorsionada de sí.
Los que padecen anorexia piensan que están demasiado gordos, a pesar de que la gente alrededor puede percibir su notoria falta de peso.
Las personas enfermas de bulimia reconocen que tienen actitudes anormales, pero carecen de la voluntad para dejar de hacerlo.
Generalmente los tratamiento médicos van complementados con terapias familiares con el fin de cambiar las interacciones PADRE E HIJO y las expectativas de ambos.
Como guías de las generaciones que nos anteceden, contribuir a la prevención y a la intervención es nuestra obligación, empezando por aquellos que están en casa.
El diálogo es fundamental en la mejora de las interacciones, el juzgar y criticar más que ayudar, perjudican, alejamos a los más jóvenes, recurren a fuentes perjudiciales a su integridad como personas.
No es una tarea tarea fácil acompañar un adolescente, pero ya saben lo que dicen: “La práctica hace al maestro”.