Desde el 2013, la ONU estableció el 20 de junio como el “Yellow Day” fue reconocido así por el papel tan importante que la felicidad juega en la vida de las personas, este día surge como oposición al Blue Monday, compartió la Lic. Blanca Estela Peña Báez, docente de Psicología en la Universidad De La Salle Bajío, Campus Salamanca.
Para definir este día así, se analizaron varios factores, como la cercanía a las vacaciones, los días son más soleados, la temperatura es más cálida en la mayoría de los países y en algunos empleos la gente puede recibir un bono monetario. México se encuentra dentro de los primeros 25 lugares de países más felices en el mundo, a pesar de las carencias sociales y económicas, el mexicano se caracteriza por su optimismo, entusiasmo, la risa, el folklor y la música; factores que nos ayudan a enfrentar las adversidades.
“Tenemos dichos que lo confirman, como: al mal tiempo buena cara, en el mar la vida es más sabrosa. Cuando a un mexicano le está yendo mal, lo volvemos broma, estamos acostumbrados de manera idiosincrática a reírnos de las tragedias y con la muerte”, añadió la docente.
La felicidad, de acuerdo con la psicología, no es un ente que se debe perseguir sino un estado de satisfacción personal. Desde el punto de vista de la filosofía se vuelve el fin último del hombre, nacimos para ser felices y todos los esfuerzos que realizamos a lo largo de nuestra vida son para alcanzar la felicidad. “Siempre estamos buscando un estado pleno de satisfacción, estar contentos, estar cómodos. La felicidad, yo creo, que es un estado de plenitud y lo más importante: que se debe construir”, explicó la especialista.
También, afirmó que la felicidad se logra partiendo de la identificación de las cosas que nos hacen sentir bien, de la búsqueda y el encuentro con las personas que nos rodean, nos nutren y nos hacen crecer.
“Asimismo, de la capacidad de saber identificar el disfrute de los placeres, disfrutar el gozo y agradecimiento por tener la vida y conservarla, para seguir disfrutando y compartiendo rodeado de nuestros afectos y de las personas”.
La vida es aprendizaje, es una caminata de encuentros y desencuentros en la que vamos abrazando lo que nos nutre y dejando ir lo que nos frena. En esta búsqueda nos debemos permitir experimentar todas las emociones. Disfrutar los momentos, reconocer a las personas, admirarnos y respetar a la naturaleza.
Sobre todo, creer que la felicidad está dentro de uno, en cada uno de nosotros mismos y la entrada para ella es la sonrisa. Una fórmula para volver a ser felices es recordar y volver a ser niños.
“La felicidad no es algo que se tenga, es algo que se debe construir y debemos ayudar también a construir comunidades felices con personas felices”, finalizó la maestra Lasallista.