El reflujo gastroesofágico en recién nacidos es la salida del contenido del estómago o vómito, debido a que la parte inferior del esófago está inmadura y por los tanto débil, provocando el regreso del alimento que consume el recién nacido.
Las causas de este padecimiento son genéticas, es decir, que vienen de nacimiento generalmente, aunque se desconoce exactamente qué factores influyen directamente en su aparición. 30 por ciento de los recién nacidos llega a presentar reflujo gastroesofágico.
“El bebé cada vez que come, vomita el alimento, y existen cinco grados, en los dos y tres llega a presentarse alguna afección en el crecimiento porque en grado uno no afecta esta parte, ya que aunque devuelven el alimento, comen seguido”, explicó Manuel López Martínez, jefe de la División de Pediatría de la Unidad Médica de Alta Especialidad número 48 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Al tener reflujo gastroesofágico, el niños comienza a bajar de peso, o bien, no crece adecuadamente y deben tener tratamiento médico; en casos más severos, hasta requieren tratamiento quirúrgico.
Comentó el especialista que existe otro tipo de reflujo llamado silente, que se presenta en menores que no vomitan, sólo presentan agruras y no crecen; llegan a tener problemas respiratorios porque el alimento se les regresa y se va a los bronquios. El menor se pone inquieto, colorado y siente que se ahoga.
Añadió que existen casos de menores que vomitan, pero no necesariamente se trata de reflujo, puede deberse a que se está sobrealimentando al recién nacido. Resaltó que la capacidad gástrica del bebé es el 10% de su peso.
Agregó que algunos neonatos también vomitan debido a que consumen leche con proteína de vaca y tienen alergia a la misma, pero que tampoco se trata de reflujo como tal.
Debido a esto, recomendó evitar la automedicación para no agravar los síntomas y acudir a consulta con el médico para que el niño sea revisado por personal profesional.