La epilepsia es un padecimiento que se caracteriza por una “descarga eléctrica” excesiva en alguna parte del cerebro o en su totalidad.

Genera diferentes tipos de manifestaciones, desde movimientos extraños no voluntarios ni conscientes por el paciente o situaciones como ver cosas que no existen y hasta percibir olores no reales.

“Las causas para fines prácticos, de la epilepsia infantil son dos, una en la que los estudios de imagen como tomografía o resonancia magnética detectan una lesión en el cerebro y la otra en las que no se detecta afección”, dijo Roberto Eloir Martínez Herrera, neurólogo pediatra de la Unidad Médica de Alta Especialidad No. 48, del IMSS.

Entre las lesiones que se pueden observar en los estudios mencionados están las malformaciones durante el embarazo, tumores, quistes, infecciones que se hayan adquirido en cualquier etapa de la vida, hemorragias y malformaciones vasculares cerebrales, principalmente. Agregó que de las que no se observan lesiones se puede mencionar que actualmente se consideran de causa genética.

Lo más común en cuanto a manifestaciones de la epilepsia son los movimientos extraños no voluntarios por el paciente, percepciones anormales auditivas, visuales y olfativas, sensación de hormigueo en alguna parte de su cuerpo y eso puede tratarse de una crisis epiléptica.

Se diagnostica conociendo los antecedentes familiares del menor, condiciones en las que nació, si fue prematuro o presentó asfixia al nacimiento, desarrollo neurológico actual, así como un historial clínico para identificar el comportamiento anormal o síntoma que se está presentando. Se debe conocer bien el padecimiento porque hay ocasiones que sólo presentan algún tic y llega a confundirse.

Se puede tener apoyo con un encefalograma para ver la actividad eléctrica del cerebro y tratar de identificar si alguna parte está teniendo exceso de “voltaje”. La tomografía es para ver si existe o no una lesión.

El tratamiento, dijo el especialista, es a base de medicamento, pero es importante saber que de cada 10 pacientes, tanto en menores como en adultos, tratados con anticonvulsivos, solamente seis se controlan con un medicamento, es decir, los otro cuatro ingieren hasta cuatro medicamentos pero se obtienen buenos resultados sólo en dos.

Mundialmente está establecido que el 30% de los pacientes con epilepsia son fármaco resistentes, lo que significa que no responden al medicamento de manera adecuada. Para ellos existen otras estrategias para manejar la enfermedad, que pueden ser la aplicación de intravenosos en hospitalización y dietas. Es un padecimiento controlable, no es curable.