A pesar de que la medición de la inteligencia apareció hace casi cien años, no existe una definición de inteligencia aceptada por todos.

Se tiene la creencia que una persona con un historial académico de 10, son personas inteligentes pero, si nos ponemos a analizar, la persona con estas notas impecables responden perfectamente a un sistema educativo en el que sólo se tomas las siguientes escalas: la evaluación del vocabulario, la retención de dígitos, la comprensión general, los hechos básicos, el conocimiento y el razonamiento aritmético.

Siendo honestos, después de pasar año tras año subiendo de grado escolar el sujeto fácilmente podría haber aprendido a responder a las mismas categorías escolares con su respectivo nivel de dificultad, logrando una capacidad general, gracias a la repetición constante de la demanda del sistema educativo.

Ahora hablemos de la inteligencia multidimensional, pues representa varias habilidades independientes, las cuales fueron descritas por Robert Sternberg en su modelo triárquico de la inteligencia:

1) Componencial: está relacionado con el procesamiento de información como codificar, guardar información, planear y vigilar, identificar problemas y adquirir conocimientos nuevos.

2) Contextual: implica la capacidad del individuo de adaptarse al ambiente cambiante, de moldearlo para aprovechar así habilidades o destrezas personales.

3) Práctica: es aquella persona que usa eficazmente sus habilidades en un ambiente determinado.

 

A final de cuentas el decir que una persona es inteligente es porque está relacionado por un aprovechamiento escolar. ¿Es mejor una inteligencia que la otra? No, ambas están relacionadas, porque la primera nos forma en la instrucción y contribuye en un modo considerable al desarrollo de la inteligencia múltiple.

Es necesario que en las escuelas se esmeren más por crear ambiente de aprendizaje que ofrezcan iguales recursos, estímulos y oportunidades a niños y niñas provenientes de todos los medios. Los programas multiculturales están enfocados precisamente para fomentar la igualdad de oportunidades educativas.

En el próximo artículo platicaré de cómo los estilos de crianza de los padres ayudan o perjudican el desarrollo de habilidades intelectuales en los hijos.

Recuerda que no es un tarea fácil desarrollar nuestra inteligencia, pero sólo La práctica hace al maestro.