¿Se considera usted una persona sensible, emotiva y dependiente? Si su respuesta fue sí, permítame decirle que su autoimagen se ajusta a lo que la sociedad define como femenino ¿Se describe como una persona independiente asertiva y fuerte? su autoimagen corresponde al ideal masculino.

A este pequeño ejercicio se le conoce como identidad de los papeles sexuales, esto es, las imágenes que tenemos de nosotros como varones o mujeres.

Pero ¿quién dice que los adjetivos anteriores son de dominio de un sólo género? ¿Cómo estos estereotipos arraigados al género hoy en nuestra sociedad nos vuelven blanco de violencia y discriminación? ¿Por qué cuando algunos infantes no adoptan la conducta “típica de su sexo”, pueden sufrir el rechazo o represiones por parte de adultos o de sus propios compañeros? ¿Por qué está mal visto que los hombres jueguen a las muñecas?

En nuestra primer escuela, es decir en nuestra familia, desde muy pequeños comenzamos a aprender los estereotipos concernientes a los papeles sexuales. En CASA, a los hombres y mujeres se les alienta a realizar actividades sexuales estereotipadas.

Es así que llegada la vida escolar, el grupo de compañeros y los medios (televisión, redes sociales, revistas, películas) refuerzan los estereotipos del comportamiento femenino y masculino.

A los 3 años los niños y niñas comienzan a manifestar preferencias sexuales por determinados juguetes o actividades. Los niños tienden a imitar las conductas estereotipas según el sexo; es decir lo que su cultura define como apropiada para su sexo.

Cuando el niño está entre la edad de 4 y 5 años trabajan en el concepto de los papeles sexuales, en otras palabras, empiezan a darse cuenta lo que significa ser hombre y mujer, basado en su cultura.

A esta corta edad, mutilamos a las personas, porque trabajar en su papel sexual no solamente habla sobre las destrezas que deberá tener, las actividades que deberá realizar, sino además, cómo deberá sentir, porque recordemos que los hombre no lloran y las mujeres siempre lloran por todo; son estas concepciones erróneas con las que deberá crecer y lo harán vivir frustrado.

Se aplicó una encuesta a niños de 7 a 11 años, se descubrió que a los varones les gustan más las pistolas, las luchas, los deportes en equipo, el karate y arreglar las cosas; a las mujeres les gustan más las muñecas, coser, bailar y cuidar de los niños pequeños.

Sin embargo, los intereses de los varones por las actividades masculinas aumentan con la edad; en cambio, el interés de las mujeres por las actividades femeninas disminuye paulatinamente y se desplaza a los intereses masculinos, porque la sociedad los aprecia más. ¿Ahora pueden ver la incongruencia de cómo nos forman en nuestra familia y cómo la sociedad nos dicta otra?

Ahora se entiende por qué entonces las habilidades de género, en el caso de las mujeres tienden más a destacar en habilidades verbales e interpersonales (enfermería, docencia, derecho) y en los hombres tienden a sobresalir en áreas por estereotipo (ciencias, ingeniería, mecánica y atletismo), cuando ambos sexos tienen el mismo rendimiento, para cualquier área.

Sin embargo hay otro estilo de crianza adoptados por los padres y que buscan que sus hijos pueden tener rasgos masculinos y femeninos a la vez, se le da el nombre de andrógina.

Los niños y adolescentes andróginos tienden menos a mostrar conductas y actitudes estereotipadas según el sexo. Pueden ser asertivos o sensibles, pasivos o activos según la situación. Suelen mostrar buena autoestima, habilidades de enfrentamiento y satisfacción la vida.

En nuestra sociedad todavía está marcada esta distinción de género y la escuela influye decisivamente en el aprendizaje de los papeles sexuales.

Esto por consecuencia expone a nuestro niños y adolescentes a imágenes de masculinidad y feminidad que son aún más rígidas y que dominan nuestra sociedad, es por ello que aminoremos el prejuicio sexual y brindar un trato justo a todos.

Más allá del sexo y del género somos personas y como tales tenemos el derecho a un trato digno. En la medida que realmente trabajemos en ello, nuestras diferencias tendrían que ser nuestro fuerte y nuestro punto de quiebre como sociedad. No es un tarea fácil, pero la práctica hace al maestro.