Con gran pasión, alegría y conocimiento, el doctor Pablo González Sierra impartió la conferencia «La magia de Gabo», en las instalaciones del Archivo Histórico Municipal, la cual fue organizada por el Seminario de Cultura Mexicana, corresponsalía San Francisco del Rincón.

Durante poco más de una hora, el conferencista transformó la sala en Cartagena de Indias, un departamento de la colonia Roma e incluso trajo a la vida la mítica ciudad de Macondo, cada una de ellas, escenarios de importancia en la narrativa de Gabriel García Márquez, así como indispensables en su historia de vida.

«Si bien Gabriel García Márquez no es el fundador de la corriente real maravillosa o realismo mágico, es el continuador y uno de sus máximos exponentes a través de su obra», señaló González Sierra.

La corriente literaria del realismo mágico, corresponde a los textos desarrollados principalmente por autores latinoamericanos, en los que aunque existen fenómenos «mágicos» o increíbles, siguen teniendo lógica y lugar en una realidad similar a la nuestra.

Para explicar mejor este fenómeno, relato que dentro de esta corriente literaria, cosas como el mal de ojo, las exageraciones en las historias y la magia de curanderas son perfectamente lógicas, al igual que lo son para nosotros nacidos y crecidos en un ambiente dónde la magia nos acompaña a diario pero, que para un punto de vista realista o extranjero, suenan inverosímiles y maravillosas.

Debido a ello, y al plasmar Gabriel García Márquez la esencia de la vida de latinoamericana en sus textos, se convirtió en un autor de caracter global, capaz de hechizar con sus historias a personas de distintas naciones, culturas y generaciones.

«Su obra más conocida 100 años de soledad, tardó en escribirla 18 meses […] a lo largo del tiempo, desde su publicación en 1967, ha influído en la vida y obra de miles de personas y escritores, ha sido reimpresa más de 50 veces y traducida a más de 30 idiomas», señaló.

Al final de la charla, en la que animo a los presentes a conocer más sobre la obra de este autor, recibió un reconocimiento por parte del Seminario de Cultura Mexicana, además de que pudo hablar y convivir con los presentes.